A veces la vida se vuelve un aburrido circulo de cosas, eventos que se repten una y otra vez, es la cosa del "ensayo error" y se supone que si uno falla no debiera volver a actuar del mismo modo, pero en ocasiones siento que un intento no basta y me obstino con ciertas cosas, de hecho, lo único coherente que hago cuando vuelvo a Valdivia es pensar en los errores que he cometido, errores que en mi casa cuando estoy con mi familia me parecen menores, pero que cuando estoy sola parecen del porte del mundo y la carga se me pone realmente pesada. Si cuando te compras zapatos estos te hieren los pies uno toma la decisión: no se los pone más y problema solucionado, sin embargo he extremado la analogía, pues hay cosas que duelen más que un par de zapatos nuevos y que claro uno no puede dejar facilmente. En ese problema estoy metida, no encuentro valor para dejar lo que me esta desequilibrando, lo que me fastidia por que simplemente cuando no me fastidia es genial, creo que recién comienzo a comprender a los adictos, el punto es que no quiero llegar al sindrome de abstinencia cuando sea demasiado tarde. Insisto, esta ciudad me hace mal, siempre me deprimo estando acá, los problemas son gigantes y comienzan a hundirme en la pequeña cama de que dispongo y los cigarrillos sustituyen el alimento, eso es todo, la empiria me enseñó que estar acá me hace mal, mi nuevo ensayo: terminar la universidad en Santiago, conocer nueva gente, cambiar de aire, estar en mi casa, total, ver esa telenovela centroamericana con mi mamá a la hora de almuerzo hace que por lo menos no piense una hora al dia.