Todo de nuevo.
Hace mas o menos dos semanas que estoy de vuelta en Santiago y tengo tantas cosas que hacer, tantas tantas que a ratos me da flojera, pero debo hacerlas. Para empezar he tenido que acostumbrarme al ritmo santiaguino ya olvidado hace bastante rato, al metro a punto de explotar a las 7 de la mañana, a correr y a esperar largos ratos entre clases sin conocer a nadie. Para mi sorpresa, la forma de hacer clases acá es mas relajada, no sé, me hace sentir extraña el no estar presionada academicamente, es tonto también por que cuando estaba en el sur lo único que pedia era menos presión y ahora no la disfruto, será por que no tengo ambiente, por que aun no me acostumbro, no lo sé. Extrañaré tanto amis amigos de Valdivia, que no sé, me viene la nostalgia, hasta sueño constantemente con el sur, que irá a pasar con eso no lo sé, pero debo reconocer que tengo bastantes ganas de ir a pasear. Por otro lado por fin conocí a la pequeña Martina, al principio tuve miedo y todo pero luego la cosa fluyo y creo que nos aceptamos mutuamente. Estefi, si lees esto te aviso que tu predicción resultó cierta y la pequeña me conquistó. En fin, seguiré vagueando este rato que me queda y esperando que las cosas sigan tomando su curso como hasta ahora.